Traces, wrinkles, scars, hair, and stretch marks. Each mark is a fragment of memory inscribed by time on the surface of the skin, as if the body were a visual diary of our existence. From a phenomenological perspective of the body, the skin is the layer that interweaves us with the world. In my work, each imprint becomes a testament to that vital contact—a fragment of personal history that dissolves into a repository of anonymous traces to form a communal body, an open and inclusive document.
As a result of my postgraduate studies, I developed the technique of latexgraphy—a non- toxic printmaking process that allows me to register, duplicate, and print the skin’s trace by applying natural liquid latex directly onto the body and allowing it to dry. Once removed, the latex functions like a snake’s shed skin, serving as a print matrix when inked and pressed onto paper, or as a mold to produce three-dimensional pieces in various materials. Both the prints and the matrices form part of installations and artworks that engage in dialogue with the specific contexts in which they are created.
For over 15 years, I have worked to expand the ways in which the body is conceived and represented—shifting from the individual to the collective. Through free, public workshops held around the world, I have grounded my research in a social and educational framework. It is within these spaces that my works are born, when participants share their experiences and anonymously donate replicas of their bodily fragments. A symbolic gesture in which the individual “I” gives way to a collective “we”—a human constellation where universal epidermal territories are woven together.
Huellas, arrugas, cicatrices, pelos y estrías. Cada marca es un fragmento de memoria que el tiempo ha grabado en la superficie de la piel, como si esta fuese el diario gráfico de nuestra existencia. Desde un enfoque fenomenológico del cuerpo, la piel es esa capa que nos entreteje con el mundo. Por ello, en mis obras cada impresión es un testimonio del vital contacto, un fragmento de historia personal que se diluye en un acervo de huellas anónimas para conformar un cuerpo comunitario, un documento abierto e inclusivo.
Como fruto de mis estudios de posgrado desarrollé la técnica de la latexgrafía, un medio de grabado no tóxico que me permite registrar, duplicar e imprimir la huella de la piel, al aplicar el látex líquido natural sobre el cuerpo y dejar secar. Al retirar el material, este funciona como una muda de serpiente y cumple el rol de matriz de grabado al imprimirlo con tinta sobre papel o como un molde para crear piezas tridimensionales con diversos materiales. Tanto las impresiones como las matrices conforman instalaciones y obras que dialogan con el contexto en el que se realizan.
Por más de 15 años he abierto las fronteras de la concepción y representación del cuerpo, al pasar de lo individual a lo comunitario, a través de talleres gratuitos y públicos alrededor del mundo, he nutrido mi investigación con un anclaje social y educativo. En estos espacios se engendran mis obras, cuando las personas comparten sus experiencias y donan anónimamente las réplicas de sus fragmentos corporales. Una acción simbólica dónde cada quien deja de ser Yo para devenir en Nosotros, un colectivo humano dónde se tejen territorios epidérmicos universales.